jueves, 2 de diciembre de 2010

Ventana con balcón


Tener tres clases durante la semana a las ocho de la mañana me impide llevar una vida suficientemente nocturna como para actualizar el blog -admírese que en Cerveza Amarga los posts se publicaban con nocturnidad y alevosía. Intentaré mantener esto en la medida de lo posible hasta febrero, que es cuando acaba este horror en el que no hay literatura, no. Teóricamente, a partir de entonces estaré in der Lage de poder actualizar esto más.

Desde el momento en que mudé, he ido haciendo fotos de lo que se ve desde mi ventana. Las frondosas corresponden al comienzo de octubre, las otras a noviembre y, las nevadas, las he tomado esta mañana.







sábado, 20 de noviembre de 2010

Momentos estelares de la humanidad: Alfa y Omega

Vanderly cry baby cry
Oh, the waters are rising
Vanderlyle Crybaby Geeks- The National

El tipo en el centro de la foto se llama Matt Berninger y es la voz de The National. Escucharle cantar cosas como Runaway o Vanderlyle Crybaby Geeks -canciones con las que, respectivamente, todo empezó y terminó- es algo que hasta puede ser calificado de emocionante. O, al menos, así nos lo pareció el miércoles cuando les vimos tocar en directo aquí en Colonia.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Angustia existencial




No te preocupes, vas a ponerte de moda

De Moda- Los Punsetes

Existen ciertos anuncios que crean dudas que acaban conduciendo a la más pura angustia existencial. En los referidos a nuestra salud dental (dentífricos, pastas de dientes, etc.) existe la costumbre de decir que siete u ocho de cada diez dentistas avalan un producto en cuestión. ¿Qué pasó con los otros dos o tres que no recomiendan el consumo del bien en cuestión?

Similar duda me surgió siempre con los anuncios gastronómicos. Cierta marca de dulces -Lindt- presumía de sus maestros artesanos chocolateros, que velaban por la buena calidad de las tabletas que llegan a nuestras manos. El simple hecho de imaginarse a unos paisanos tal y como aparecían en el anuncio, revisando las tabletas una a una y comprobando que estuvieran pefectamente confeccionadas, resulta bastante risible si se tiene en cuenta que la marca en cuestión produce en cantidades industriales y que semejante comprobación sería imposible sin un ejército de expertos maestros chocolateros. En mi imaginación, dí por descontado que los tales señores no existían y que sólo eran parte del mundo de la publicidad.

Ayer se celebró en Colonia la Noche de los museos. Se inspira levemente en la Noche en Blanco de Madrid. Sin embargo, como la de aquí tiene lugar en noviembre y hace frío, la mayor parte de las actividades se lleva a cabo bajo techo. Si se pagaba 15€, se podía visitar cualquiera de los 43 museos que estaban disponibles.

Como en el año y pico que llevo aquí todavía no había visitado el museo del chocolate, nos decidimos a ir. No me llamó excesivamente la atención lo expuesto en él. Ni esa especie de jungla artificial que hay en su interior en la que se han esforzado en recrear la humedad, donde uno tiene la sensación de que en cualquier momento aparecerá y Wonka. Tampoco la fuente de chocolate en la que había dos mujeres que sumergían barquillos y los daban a los visitantes -sí, acudí tres veces a que me surtieran-. Lo que de verdad me sorprendió fue que, en el piso de arriba, había dos señores cuya edad superaba claramente los cincuenta años, ataviados con mandiles blancos y que se esforzaban en comprobar que cada bombón cumpliera los requisitos de calidad ¿Son estos señores los maestros artesanos chocolateros de Lindt?¿Eran por el contrario unos actores secundarios contratados para que la masa que visitó el museo del chocolate anoche creyese que los tales maestros existen?¿Tiene que ver que Lindt sea uno de los socios del museo? Pura angustia existencial.


Los maestros chocolateros en cuestión. ¿Trabajo?¿Cogidos por una ETT alemana para la Noche de los Museos?



martes, 2 de noviembre de 2010

Winter (casi)



All the leaves are brown and the sky is grey
The Mamas and The Papas - California Dreamin

Tras el cambio horario, quedan aproximadamente dos semanas para que el invierno llegue. Volverán a aparecer esas estupendas costumbres alemanas de dejar las ventanas de las clases abiertas de par en par durante tiempo prolongado, pese a que afuera los termómetros marcan números negativos. Todo esto con la calefacción puesta, para juntar en un momento estelar de la humanidad el riesgo de morir congelado con la ecología.



Aprovechando que ahora todos los arboles están perdiendo las hojas y se encuentran en un tono amarillo-rojizo, hemos ido a uno de los dos cinturones verdes de Colonia que se encuentran a la orilla izquierda del Rin. Concretamente, al que separa la ciudad de otros municipios.

Nota Marginal: He intentado poner un link a youtube de la canción arriba mencionada. No obstante, Alemania es un país donde está permitido conducir a 260 km/h por una autovía pero, en lo relativo a la derechos de propiedad intelectual en internet, hay una restricción mayor de lo que Ramoncín y Teddy Bautista soñarían en mil vidas. Así, es imposible acceder aquí a más de la mitad de los vídeos que se pueden ver en España.

Las fotos son del mencionado paseo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Zapatero, Raúl y el gas





"Los expresidentes somos como los jarrones chinos, muy valiosos, pero nadie sabe dónde ponerlos"

Felipe González Márquez, expresidente del gobierno.

A estas alturas de los tiempos, uno no queda como un lector asiduo y creyente de Libertad Digital si afirma que el gobierno de Zapatero ha incurrido en constantes contradicciones. Si tiramos de hemeroteca, vemos que medidas tomadas hace dos o tres años, han sido suprimidas por la crisis. Véase a tal efecto el Cheque-Bebé y los dichosos 400€ que se devolvieron. Es más, hasta esta semana se defendió a nivel parlamentario algo como la geometría variable (en cristiano paladino: el PSOE no llega a ningún pacto de legislatura con nadie y se limita a buscar a algún partido en cada votación que le respalde). Como el grupo parlamentario socialista estuvo cerca de perder varias votaciones -entre ellas la del tijeretazo- se ha alcanzado el otro día un acuerdo hasta 2012 con los nacionalistas vascos y canarios. Adiós a la geometría variable, nuevo timonazo y cambio de rumbo.

Perdido el apoyo de la izquierda, defiende Zapatero su programa de reformas para combatir la crisis -en lenguaje sindical y popular más conocido como tijeretazo-, equiparándolo con lo que el por entonces canciller alemán socialdemócrata Gerhard Schröder hizo en 2003. ¿De que se trataba aquello de 2003? En Alemania se conoció como la Agenda 2010. Supuso la mayor reforma social desde la Segunda Guerra Mundial. Consistió en medidas como reducir el cobro del paro, reducciones en las pensiones y, en definitiva, en el Estado del Bienestar. Obviamente, el asunto no le hizo mucha gracia a los sindicatos y el partido socialdemócrata perdió muchos votos y afiliados. Lo cierto es que, siete años después de aquellas reformas -o recortes, según la óptica que se quiera ver- el país ha superado la crisis, el PIB crece al 3%, va a reducir el déficit antes de lo previsto y el número de parados bajará dentro de poco a los tres millones (España, con la mitad de población, tiene cuatro millones).

Como decíamos, se agarra Zapatero a la Agenda 2010 para defender el tijeretazo. Y, desde algunos círculos de la izquierda, se le anima con las medidas diciendo que puede pasar a la posteridad como el Gerhard Schröeder español. ¿Quién es el tal Schröeder? Fue canciller alemán de 1998 a 2005, se le conoció como el Auto-kanzler por su relación estrecha con el mundo del automóvil. Cabe suponer que, también jugando con esto, se le llamó el Audi, en referencia a los cuatro anillos del símbolo de la marca y el que se hubiera casado cuatro veces. En 2002 estuvo cerca de perder las elecciones, sin embargo, aprovechando las lluvias torrenciales del mes de agosto, apareció en los medios de comunicación sumergido hasta el barro ayudando a las víctimas (su oponente era un conservador bávaro y aquellos asuntos no le iban demasiado). Como a todo cerdo le llega su San Martín, fue derrotadado en las elecciones de 2005, pasándole factura la aprobación de la Agenda 2010. Digo lo del cerdo porque algún voraz periodista le recordó en un momento de la campaña electoral que su rival, Ángela Merkel, le sacaba una diferencia en las encuestras tremenda. Él se limitó a responder haciendo referencia a su situación: "no se preocupe, al final el cerdo engorda". Y sí, engordó -electoral y demoscópicamente hablando- aunque no lo suficiente, pero Merkel estuvo muy cerca de perder aquella contienda electoral.

El canciller Schröder muestra cómo se golpea un balón.

Derrotado en las elecciones de 2005, antes de abandonar el puesto de canciller, aseguró un contrato relativo al abastecimiento energético de un gaseoducto de Rusia a Alemania, lo cual suponía una mayor dependencia energética del continente europeo. Curiosamente, tenía muy buena relación personal con el presidente ruso, Vladimir Putin. Curiosamente, al poco de dejar la cancillería, entró a trabajar para la empresa que construye el citado gaseoducto. Y, también curiosamente, la empresa en cuestión está controlada en un 51% por Gazprom, empresa que, a su vez, está fuertemente controlada por el Estado ruso. Asociación de ideas, parte I.

Ya hemos visto que a los amigos se les conceden contratos sobre gaseoductos. Lo que no estaba tan claro es que los rivales también se pueden beneficiar de los mismos. A Schröder le gusta el fútbol y es fan del Borrusia Dortmund, cuyo rival regional es el Schalke 04. ¿Qué empresa firmó un contrato en octubre de 2006 para patrocinar al Schalke 04? Efectivamente, Gazprom. Hasta 125 millones de euros por lucir hasta 2012 el símbolo de la compañía en las camisetas. Es decir, que, en cierta medida el ex-madridista Raúl, que ahora juega allí, recibe dinero made in Rusia.

Volviendo a Zapatero, es de sobra conocido que nuestro presidente del gobierno siente una cierta pasión en lo futbolístico por el Barça. Sólo cabe esperar que, una vez aprobado el tijeretazo, y con todas las encuestas en su contra, no acabe trabajando para Gas Natural a partir de 2012. Si los seguidores del Espanyol -rival del Barcelona para los profanos en fungol- lo esperan con ilusión por el hecho de recibir un patrocinio millonario, cabe decirles que el Schalke 04 se encuentra ahora mismo en los puestos de descenso de la Bundesliga.

martes, 12 de octubre de 2010

Lo posible



Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
San Pablo (2 Cor 12, 7-10)


A aquellos como yo, que todavía no hemos estado allí, Sudamérica nos puede llegar a parece un continente donde todo es posible: 33 mineros que sobreviven bajo tierra durante varios meses, la muerte de un terrorista poniendo un GPS en sus botas, la captura de otro a través de los restos de medicamento utilizado contra la psoriasis, dar lugar a varios premios nóbeles, estupendos futbolistas que son capaces de meter en el mismo partido un gol con la mano y otro que será el más recordado del siglo XX y un largo etcétera. Leyendo titulares de periódicos, no sorprende tanto el realismo mágico.

Ingrid Betancourt estuvo seis años y cuatro meses secuestrada, con una cadena al cuello, en algún punto de la selva colombiana. Cabe pensar que, sobrevivir a aquello, sólo es posible en Suramérica. Cierto o no, dos años después de su liberación ha escrito un libro en el que narra cómo fue su vivencia y que se ha colocado entre lo más leído en Francia. Teniendo en cuenta que este año me he planteado meterme más en el mundo alemán y disfrutar más de lo que Colonia ofrece, decidí ir a Mayersche -librería/centro comercial-, lugar donde hoy ha estado ella presentando su recién publicada novela.

La presentación corrió a cargo de Martina Gedeck, la actriz principal de La vida de los otros o Deliciosa Marta, que se encargó de leer un capítulo donde Betancourt describe brevemente su situación como prisionera y un intento fracasado de huída. Posteriormente, la propia Ingrid respondió en inglés a preguntas que un moderador le hizo. Llama la atención su voz suave, que, según ella misma, le cambió tras el secuestro. Conforme a sus palabras, fue la propia dificultad para contar oralmente la que le condujo a escribir, aunque hay episodios que prefiere evitar. Con citas a San Pablo para explicarlo, lo que le mantuvo con vida espiritual durante su cautiverio fue el amor, los buenos recuerdos sobre su juventud y, sobre todo, la creencia en Dios.

En realidad, no tenía tanto interés por la obra literaria en sí (ni me compré el libro). Más bien, fue el respeto que impone cuando habla lo que me movió para ir a verla. Aunque sólo sea por ello -aún no compartiendo ni todas sus opiniones ni sus últimos actos, como demandar al Estado colombiano por su secuestro-, merece la pena ser escuchada.

viernes, 8 de octubre de 2010

Caramelo amargo


Pregunta:
Más allá de 2014, ¿cómo se ve? Ha citado antes el restaurante Mibu...
Ferrán Adriá: Sí, ésa podría ser una solución para cuando ya todos estos proyectos vayan solos. Servir cada día una mesa de ocho personas, con otras seis en la cocina. Una dimensión humana para la jubilación.

Entrevista a Ferrán Adriá en El País Semanal. Domingo 14 de febrero, 2010.


"Empezamos a hacerlo porque estábamos borrachos". Así explicó mi excompañera francesa de piso la apuesta que mantuvo con su novio. Consistía en preparar para ellos mismos una serie de platos a lo largo de un mes. Por ejemplo, se retaban un domingo y preparaban Quiches. Quien perdiese, pagaría las vacaciones de verano. Como aquella conjución planetaria de amor y gastronomía podía salir excesivamente cara a una de las dos partes de la pareja, decidieron suspenderla. Eso sí, cuando aún estuvo en vigor, yo hice de conejillo de indias de la francesa y me tocó dictaminar si el tomate cherry era mejor que el de toda la vida, o si una cebolla cortada en trocitos diminutos potenciaba el sabor.

El día antes de abandonar definitivamente aquella casa y mudarme a un piso mucho más cercano a la universidad de Colonia, decidimos hacer una cena de despedida. Invité a la francesa y a un amigo suyo del sitio donde vivíamos. Como no quería complicarme excesivamente la vida y el tipical spanish, al menos en lo gastronómico, todavía vende lo suyo, decidí preparar dos tortillas de patata. Una clásica y la otra, siguiendo una receta de El cocinero fiel, colocando en el medio una bola de ese queso tan aburrido como vanagloriado llamado mozarella. Tal y como estaba previsto, el queso se fundió y la receta salió de forma más o menos digna.

Desde del año pasado me he ido aficionando a los blogs de cocina. Hay algunos como Falsarius Chef, con recetas tan fáciles como idóneas para exceder en un sólo día todas las calorías que se deberían tomar en un año. Otro, ya mencionado en anterior post, es el Comidista. Precisamente en este último, hay una sección llamada Desastres en la cocina, destinado a narrar todas esas experiencias lamentables entre los fogones.

De los desastres en la cocina recogidos en el citado blog, se suele extraer un punto común; muchos de ellos ocurren la primera vez que se prepara un plato, causados por la inexperiencia. En la cena de despedida, si yo me encargué de la tortilla de patata, la francesa y su amigo decidieron hacer el postre. Y se atrevieron con algo bastante galo, como la Ile flottante. Quién diría que de un postre tan dulce podría haber producido daños tan severos.

El caramelo líquido fue el culpable de todo. En primer lugar, la mezca de azúcar y agua tardó muchísimo más de lo debido en transformarse en caramelo. Posteriormente, cuando finalmente lo hizo, se solidificó rapidísimamente, quedándose totalmente adherida a la cazuela y a la encimera de la cocina. La francesa se puso nerviosa y se dedicó a rascar la cacerola. Aquel pegote dulce era imposible de eliminar con cualquier aparato. Sólo cuando se les ocurrió volver a ponerlo a hervir y diluírlo con más agua, la cosa pareció ir a mejor. Fue entonces cuando ella preguntó a su amigo: ça marche? ça marche? Y sí, al final se marchó, aunque tuvieron que tirarlo por la ventana para contemplar su final definitivo. Lo poco que se salvó, se destinó a la ile flottante. Y así acabó mi vida gastronómica de la Hahnenstrasse, con una parte del postre deshaciéndose en mi boca, y la otra yendo a parar lo más profundo de las entrañas del subsuelo alemán.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Historias de Tesalónica. Capítulo II: Los κάγκουρας y Zeus


Debes rogar que el viaje sea largo,

que muchos sean los días de verano.
Constantine P. Cavafy- Ítaca

Quizás fuera cierta mentalidad renana, pero Tesalónica me pareció caótica. Si utilizamos el respeto hacia el peatón de los conductores como parámetro de la civilización de un lugar, la ciudad no ocuparía un puesto demasiado favorable. Acostumbrado tanto en Valladolid como en Colonia a cruzar cuando hay pasos de cebra, pronto tuve que cambiar mi mentalidad y atraverme a pasar al otro lado, única y exclusivamente, cuando no se divisasen coches en horizonte. Lo más curioso era la habilidad de aparecer de la nada. En ningún caso mejoró mi percepción del tráfico el que el viernes, al coger un taxi, el taxista tuviera la mano izquierda en el volante y la derecha en el komboloi (especie de rosario con el que los hombres griegos juguetean). Como pude deducirse, de mi boca acabaron saliendo toda clase de menciones a la madre de los conductores.

Aunque el que escribe esto no ha estudiado en su vida Urbanismo, no es muy difícil darse cuenta de lo insufrible que puede llegar a ser una ciudad. Más aún si tenemos en cuenta que apenas hay zonas verdes en ella y que, en ocasiones, los tesalonicenses tienen la extraña costumbre de colocar los contenedores en la acera, obligando al sufrido peatón a bajarse a la carretera, lugar donde aparecen al volante los allí denominados como κάγκουρας, cuyo equivalente a nivel de las tribus urbanas españolas son los canis. En versión helénica, to chulicos con su cinturón plateado, te pasan rozando. Menciones a las madres de los conductores al cuadrado.

El hecho que de una ciudad milenaria no hayan conseguido hacer algo recordable, tampoco ayuda a mi imagen de Tesalónica. Tampoco el que los precios de las bebidas sean absolutamente desorbitados. Ni siquiera la Universidad, absolutamente politizada y con acusaciones de caciquismo entre las asociaciones existentes en ella.

Cuando ya estaba cerca de convertirme en el prototipo de lector del Bild, diario populista alemán radicalmente contrario a la ayuda institucional a Grecia en la crisis, que cree que en el país helénico se comen a los niños crudos, fuímos a un restaurante para saber si este último extremo era cierto y, de serlo, qué grado de cocción se utiliza a la hora de merendarse a los tiernos infantes. Pudimos allí probar cosas típicas griegas: calabacines rebozados acompañados con tsatziki (salsa de yogur con pepino), berenjenas fritas, rollos de feta con verduras, quesos fritos, carnes de diversos tipos y, unas patatas fritas que, quizás por el aceite en que estaban fritas, eran memorables. Además, existe la tradición de invitar a los postres. Por muy insufrible que sea la ciudad, por muy temerarios que sean los taxistas y κάγκουρας, con la comida todavía hay razones por las que creer en la existencia de Zeus.

Foto: Se trata de uno de los postres que comimos. Similar a los buñuelos, con mucha miel. Se sirven calientes y con un helado, haciendo un efecto similar al del Apfelstrudel -aunque su sabor es distinto- de juego frío-calor.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Historias de Tesalonica. Capitulo I: La culpa de la crisis es del café


No has de temer a los Lestrigones ni a los Ciclopes,
ni al colerico Poesidon.
Constantine P.Cavafy- Itaca

I. En teoria ayer se celebraba el dia europeo sin coches. En teoria, porque el trafico de Tesalonica es tan absolutamente infernal que daba igual lo que se celebrase. Aunque en un ataque de sostenibilidad a la administracion correspondiente se le ocurriese que los autobuses fuesen gratis, las calles se encuentran repletas de motos petardeantes y coches. Y, si ya de comienzo no quedaban claras las diferencias entre Tesalonica y Colonia, ha de senhalarse que lo de la separacion de las basuras en organicas e inorganicas, plasticos, papeles y vidrios de distintos colores parece que ni se ha logrado, ni se lograra a medio plazo.

II. Sin embargo, pese a que los ataques de sostenibilidad y ecologia brillen por su ausencia, aun queda algun atisbo de racionalidad: en una ciudad de un millon de habitantes, de los cuales muchos estudiantes, solo hay tres Mcdonalds. Ademas, el Starbucks que hay junto a la igleisa de Panagia Deksia (ortodoxa, con senhoras que siguen la tradicion y besan las imagenes de los santos) lo queman cada vez que hay protestas.

III. El profano en asuntos helenicos queda absolutamente sorprendido al ver a la gente beber sin parar un cafe llamado Frappe, a traves del cual se puede entender la teorica crisis economica. Si tomamos como punto de partida el que los mileuristas espanholes son los setencientoseuristas de aqui y tenemos en cuenta que tanto el cafe como la cerveza cuestan de tres a cuatro euros y ayer, miercoles, habia mucha mas gente por la calle que un dia grande de Valladolid en fiestas, la primera hipotesis es que la crisis esta originada por las bebidas. Conclusion de todo esto? La que ya todos sabemos, el paquete de ayuda a Grecia aprobado en la primavera de este anho por valor de 110.000 millones de euros a pagar entre la Union Europea y el FMI. Nunca la cafeina origino una crisis tan grande.

Nota marginal: El escribir desde un teclado griego origina la falta de tildes y de algun simbolo mas. Cabe esperar que los sectores ortograficamente mas puristas lo sepan aguantar.

martes, 21 de septiembre de 2010

Jeff Tweedy y la Beautiful people


Impossible Germany
Unlikely Japan
Impossible Germany, Wilco

En realidad, no decidí caprichosamente volver a Alemania el viernes. La mudanza de piso que me tiene ocupado era una mera excusa para venir con antelación. Ya en mayo miré la cartelera de conciertos que habría en Renania del Norte-Westfalia (Land donde están Colonia y Düsseldorf) y descubrí que el 20 de septiembre tocaría uno de los grupos que más ganas tenía de ver en directo. Además, lo haría en un teatro, lo cual, a priori, se ajustaba más a su perfil que un escenario en un festival. Así, el concierto de ayer de Wilco en Düsseldorf fue el elemento determinante para elegir el momento de retorno.

Que el concierto fuera en un teatro le daba el aval de la acústica y lo íntimo. Ahora bien, jamás hubiera pensado que la ciudad -Düsseldorf es la capital y hay bastantes empresas por aquí- fuera a determinar el público del mismo. Ya una de las acomodadoras del recinto lo dijo: "esto no es un concierto de rock". En resumidas cuentas: gente con más de 35 años (los más jóvenes), arreglados pero informales, haciéndose fotos con iphones 4, comprando pinchos en el interior del edificio por 2€ y que pagaban más de 3€ por cerveza. Algunos, en un ataque de rebeldía para su condición de beautiful people, hasta bebían de los botellines a morro. No ví a nadie que tuviera pinta de ser más joven que yo y estuve rodeado de gente que, por edad, podrían ser mis padres.

¿Y Wilco? Sus directos tienen la fama que se merecen: excelentes. Nunca he estado en un concierto tan bueno, con una acústica tan brillante, con unos tíos que aguanten dos horas y veinte minutos en el escenario sin que te llegues a aburrir. Hicieron una versión light de Spiders, tocaron Jesus, Etc y hasta Califronia Stars, del disco que tienen con Billy Bragg. Y, en un ataque de populismo musical, no se olvidaron de Impossible Germany.

Hablando de música, Nacho Vegas va a tocar en Valladolid allá por febrero. Creo que ya he encontrado la excusa perfecta para volver a Valladolid a sacarme las muelas del juicio. Visto el público de ayer, quizás hasta vengan mis padres también conmigo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Cosas incorruptibles




Pero el tren no había pasado aún de Sydenham cuando Picaporte dio un verdadero grito de desesperación.-¿Qué es eso?- Preguntó mister Fogg. -Que... en mi precipitación... en mi turbación... he olvidado...-¿Qué? -¡Apagar el gas de mi cuarto! -Pues bien, muchacho- respondió fríamente mister Fogg-, seguirá por cuenta vuestra.

Fragmento de "La vuelta al mundo en ochenta días"

El hacer la maleta en el último momento conlleva riesgos evidentes. Cuando volví a Alemania tras haber pasado en Valladolid las vacaciones de Navidad, me olvidé los apuntes y libros del curso de alemán del que, tres semanas después, me examinaría. Afortunadamente, mi Santa Madre se sacó de la manga -al parecer, existe- un convenio de una empresa de transportes con la Universidad de Valladolid mediante el cual, se mandaban gratuítamente libros y documentos a otra universidad en el extranjero, siempre y cuando no superasen los dos kilogramos. Lo cierto es que, unos diez días después de mi olvido, una señora alemana me llamó al teléfono diciéndome que tenía un paquete en la oficina de correos de la Universidad de Colonia.

Al llegar a la oficina para recogerlo, me señaló que ellos no trabajaban para los alumnos y que el despacho estaba sólo establecido para los envíos postales de profesores y personal administrativo. Poniendo una sonrisa babosilla, le dije el más clásico de todos los clásicos: "Entschuldigung, ich bin Erasmus-Student" (Lo siento, soy erasmus. Hasta hay un grupo en Facebook que se llama así). Por hastiazgo o compasión, accedió finalmente a darme el paquete a mi nombre. El miedo a que la señora se quedase con los futuros envíos postales me hizo no volver a utilizar ese sistema nunca más.

No fue mucho mejor cuando volví a España en verano. Los últimos días en Alemania de mi anterior erasmus estuve contínuamente haciendo cosas: recibir muebles de cara a la casa en la que viviré desde octubre, despedirme de la gente, hacer mis maletas, limpiar, tirar algún tomate o cebolla a la basura que no sobreviviría a mi retorno, burocracia, etc. Conforme con este ritmo de vida, perdí varios kilos de peso y no dormí demasiado durante una semana.

Hacia mediados de agosto, leyendo tranquilamente el periódico en Valladolid y haciendo repaso mental de la cantidad de cosas que tendría que hacer a mi regreso a Colonia, me dí cuenta de algo que había sobrevivido a la limpieza total de los últimos días en Alemania. Si bien me acordé de tirar las cebollas y tomates a la basura, me olvidé completamente de un paquete de pan de molde del Lidl y, si no me equivocaba, debería estar enmoheciendo a ritmos alocados en mi estantería de la cocina. ¿Mutaría el pan del Lidl en un hongo tan grande como para acabar con la Hahnenstrasse?

Sally Davies tenía la respuesta a un caso similar al mío. Según el blog el comidista, ella es una fotógrafa neoyorquina que tomó una instantánea de un Happy Meal 137 días después de haberlo comprado. La cosa -por llamarlo de alguna forma- permanecía en el mismo estado en el que se había adquirido. Es decir, sin ningún atisbo de la putrefacción normal a la que cualquier alimento normal se debería ver sometida.

Estado en que se encuentra el pan a día de hoy. Un mes y veinte días después de su caducidad.

Hoy he vuelto a Colonia. He podido comprobar que el pan de molde del Lidl, pese a caducar -en teoría- el 28 de julio, se mantiene tan inmaculado como el primer día. ¿Confiarían ustedes para su alimentación en un supermercado en cuyos plátanos aparece cocaína y que sus panes no se pudren con el paso del tiempo? Señores del ministerio o institución que sea: o me dan una beca para el curso que va a empezar, o creo que me voy a pasar al Aldi.


viernes, 17 de septiembre de 2010

Momentos estelares de la humanidad: No pasarán


Solche dramatisch geballten, solche schicksalsträchtigen Stunden, in denen eine zeitüberdauernde Entscheidung auf ein einziges Datum, eine einzige Stunde und oft nur eine Minute zusammengedrängt ist, sind selten im Leben eines Einzelnen und selten im Laufe der Geschichte"

Cuando el 22 de febrero de 1942 Stefan Zweig se suicidió en Brasil junto a su mujer, lo hizo con una enorme desesperación por la destrucción a la que estaba sumida Europa. Había abandonado ya su Austria natal en 1934 al ver que las ideas de los nazis iban cuajando. La fecha de su muerte coincidió con uno de las derrotas más estrepitosas para Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial; la pérdida de Singapur a manos de los japoneses. En este contexto de incertidumbre y avance del absolutismo en el campo de batalla, decidió quitarse la vida.

Como legado literario, dejó grandes relatos del siglo XX: "Novela de ajedrez", "Carta de una desconocida", "24 horas en la vida de una mujer", etc. Tras su lectura, uno no se sorprende tanto de su suicidio al ver el poso de amargura que en todas ellas subyace. De su obra, los "Momentos estelares de la humanidad" son lo mejor. Catorce relatos compilados en una novela, donde el lector disfruta de la pérdida de Bizancio, la decisión errónea que hace perder a Napoleón la batalla de Waterloo, la lucha por el polo Sur o el fracaso de Woodrow Wilson.

¿Qué decide que un determinado acontecimiento sea elevado a un momento estelar de la humanidad? Según palabras del propio autor (véase arriba en alemán): "suelen ser momentos dramáticamente concentrados, preñados de fatalidad, en los que una decisión destinada a persistir a lo largo de los tiempos se comprime en una única fecha, en una única hora y a menudo en un solo minuto, son raros en la vida del individuo y en la el curso de la Historia". La creación de la marsellesa, uno de los mejores relatos de esa novela, reúne todos los ingredientes al haberse compuesto en muy breve espacio de tiempo, ante un episodio trágico como la guerra contra el ejército del Rin y haber logrado llegar hasta nuestros tiempos.

De esta manera, en un perfecto ejercicio de subsunción de lo anterior, no sería excesivamente arriesgado calificar como momento estelar la terrible y definitiva decisión de cuántas capas de ropa ha de ponerse uno encima para no tener problemas con los 15kgs que únicamente deja facturar Ryanair y burlar su ¡No pasarán (con sobrepeso)! particular. Mañana, fatalidad y persistencia en un sólo instante tan único como Waterloo en el aeropuerto de Valladolid.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Introducción


No sé muy bien por qué escogí Colonia en 2009 para hacer un Erasmus durante todo un año. Quizás, porque era la ciudad más grande entre aquellas de Alemania que tenían acuerdo con mi facultad. También influyó lo suyo el consejo de mi coordinador de por aquel entonces, que me dijo que las "gentes del Rin eran afables" (sic). Sea por lo que fuere, la elección fue acertada: conocí a mucha gente, aprendí mucho más de Derecho de lo que hubiera aprendido quedándome en Valladolid, me moví por Europa, dominé las tortillas de patatas y, en un ataque de optimismo, podemos afirmar que hasta tuve la sensación de estar cerca ya de defenderme en alemán.

Esa sensación fue una de las razones para tomar la decisión de quedarme este año también en Colonia, a modo de movilidad sin financiación. Siendo breve: te dejan irte pero no te pagan un duro. Es decir, que este año compraré en el Aldi y el Lidl día tras día. Antes de saber que tenía plaza en Köln (Colonia) para un segundo año, analicé todo tipo de posibilidades. Creí que acabaría en Bonn, figuré como estudiante durante una semana de Osnabrück, donde llegué a viajar y comprobar que, si en 2001 su mensa (comedor universitario) había sido elegido como la mejor de aquel año, los postres habían tenido que jugar un papel importantísimo en semejante decisión. Me informé tanto del sistema universitario alemán, que acabé siendo un experto y pudiendo ubicar en el mapa con los ojos tapados sitios como Heidelberg, Gotinga, Friburgo o Bayreuth.

Y todo...¿Para qué? Para que, tras muchos emails y desesperación, me dieran plaza donde quería: en Colonia. Otro año más.

De cara a este segundo año, utilizaré este blog, aunque no supone esto abandonar Cerveza Amarga. Al no nacer como blog-erasmus, en teoría existe un riesgo menor de quedar abandonado en octubre, destino que corresponde a todas las bitácoras de semejante condición, salvo a la agonizante Cerveza Amarga, que, en un ataque de dignidad, llegó hasta mayo con lo relativo a las aventuras universitarias europeas. Que Merkel nos coja confesados.