
No te preocupes, vas a ponerte de moda
De Moda- Los Punsetes
Existen ciertos anuncios que crean dudas que acaban conduciendo a la más  pura angustia existencial. En los referidos a nuestra salud dental  (dentífricos, pastas de dientes, etc.) existe la costumbre de decir que  siete u ocho de cada diez dentistas avalan un producto en cuestión. ¿Qué  pasó con los otros dos o tres que no recomiendan el consumo del bien en  cuestión?
Similar duda me surgió siempre con los anuncios gastronómicos. Cierta marca de dulces -
Lindt- presumía de sus 
maestros artesanos chocolateros, que velaban por la buena calidad de las tabletas que llegan a nuestras manos. El simple hecho de imaginarse a unos paisanos 
tal y como aparecían en el anuncio,  revisando las tabletas una a una y comprobando que estuvieran  pefectamente confeccionadas, resulta bastante risible si se tiene en  cuenta que la marca en cuestión produce en cantidades industriales y que  semejante comprobación sería imposible sin un ejército de expertos  maestros chocolateros. En mi imaginación, dí por descontado que los  tales señores no existían y que sólo eran parte del mundo de la  publicidad.
Ayer se celebró en Colonia la Noche de los museos. Se inspira levemente  en la Noche en Blanco de Madrid. Sin embargo, como la de aquí tiene  lugar en noviembre y hace frío, la mayor parte de las actividades se  lleva a cabo bajo techo. Si se pagaba 15€, se podía visitar cualquiera  de los 43 museos que estaban disponibles.
Como en el año y pico que llevo aquí todavía no había visitado el
 museo  del chocolate, nos decidimos a ir. No me llamó excesivamente la atención  lo expuesto en él. Ni esa especie de jungla artificial que hay en su  interior en la que se han esforzado en recrear la humedad, donde uno  tiene la sensación de que en cualquier momento aparecerá y Wonka.  Tampoco la fuente de chocolate en la que había dos mujeres que sumergían  barquillos y los daban a los visitantes -sí, acudí tres veces a que me  surtieran-. Lo que de verdad me sorprendió fue que, en el piso de  arriba, había dos señores cuya edad superaba claramente los cincuenta  años, ataviados con mandiles blancos y que 
se esforzaban en comprobar  que cada bombón cumpliera los requisitos de calidad ¿Son estos señores  los 
maestros artesanos chocolateros de Lindt?¿Eran por el  contrario unos actores secundarios contratados para que la masa que  visitó el museo del chocolate anoche creyese que los tales maestros  existen?¿Tiene que ver que Lindt sea uno de los socios del museo? Pura angustia existencial.

Los maestros chocolateros en cuestión. ¿Trabajo?¿Cogidos por una ETT alemana para la Noche de los Museos?
