
"Los expresidentes somos como los jarrones chinos, muy valiosos, pero nadie sabe dónde ponerlos"
Felipe González Márquez, expresidente del gobierno.
A estas alturas de los tiempos, uno no queda como un lector asiduo y  creyente de Libertad Digital si afirma que el gobierno de Zapatero ha  incurrido en constantes contradicciones. Si tiramos de hemeroteca, vemos  que medidas tomadas hace dos o tres años, han sido  suprimidas por la crisis. Véase a tal efecto el Cheque-Bebé y los  dichosos 400€ que se devolvieron. Es más, hasta esta semana se defendió a  nivel parlamentario algo como la 
geometría variable (en  cristiano paladino: el PSOE no llega a ningún pacto de legislatura con  nadie y se limita a buscar a algún partido en cada votación que le  respalde). Como el grupo parlamentario socialista estuvo cerca de perder  varias votaciones -entre ellas la del 
tijeretazo- se ha  alcanzado el otro día un acuerdo hasta 2012 con los nacionalistas vascos  y canarios. Adiós a la 
geometría variable, nuevo timonazo y cambio de  rumbo.
Perdido el apoyo de la izquierda, 
defiende Zapatero su programa de reformas para combatir la crisis -en lenguaje sindical y popular más conocido como tijeretazo-, equiparándolo con lo que el por entonces canciller alemán socialdemócrata Gerhard Schröder hizo en 2003. ¿De que se trataba aquello de 2003? En Alemania se conoció como la 
Agenda 2010.  Supuso la mayor reforma social desde la Segunda Guerra Mundial.  Consistió en medidas como reducir el cobro del paro, reducciones en las  pensiones y, en definitiva, en el Estado del Bienestar. Obviamente, el  asunto no le hizo mucha gracia a los sindicatos y el partido  socialdemócrata perdió muchos votos y afiliados. Lo cierto es que, siete  años después de aquellas reformas -o recortes, según la óptica que se  quiera ver- el país ha superado la crisis, el PIB crece al 3%, va a  reducir el déficit antes de lo previsto y el número de parados bajará  dentro de poco a los tres millones (España, con la mitad de población,  tiene cuatro millones).
Como decíamos, se agarra Zapatero a la Agenda 2010 para defender el  tijeretazo. Y, desde algunos círculos de la izquierda, se le anima con  las medidas diciendo que 
puede pasar a la posteridad como el Gerhard Schröeder español. ¿Quién es el tal Schröeder? Fue canciller alemán de 1998 a 2005, se le conoció como el 
Auto-kanzler por su relación estrecha con el mundo del automóvil. Cabe suponer que, también jugando con esto, se le llamó el 
Audi,  en referencia a los cuatro anillos del símbolo de la marca y el que se  hubiera casado cuatro veces. En 2002 estuvo cerca de perder las  elecciones, sin embargo, aprovechando las lluvias torrenciales del mes  de agosto, apareció en los medios de comunicación sumergido hasta el barro ayudando a  las víctimas (su oponente era un conservador bávaro y aquellos asuntos  no le iban demasiado). Como a todo cerdo le llega su San Martín, fue  derrotadado en las elecciones de 2005, pasándole factura la aprobación de  la Agenda 2010. Digo lo del cerdo porque algún voraz periodista le  recordó en un momento de la campaña electoral que su rival, Ángela  Merkel, le sacaba una diferencia en las encuestras tremenda. Él se  limitó a responder haciendo referencia a su situación: "
no se preocupe,  al final el cerdo engorda". Y sí, engordó -electoral y demoscópicamente  hablando- aunque no lo suficiente, pero Merkel estuvo muy cerca de  perder aquella contienda electoral.
El canciller Schröder muestra cómo se golpea un balón.
Derrotado en las elecciones de 2005, antes de abandonar el puesto de  canciller, aseguró un contrato relativo al abastecimiento energético de  un gaseoducto de Rusia a Alemania, lo cual suponía una mayor dependencia  energética del continente europeo. Curiosamente, tenía muy buena  relación personal con el presidente ruso, Vladimir Putin. Curiosamente,  al poco de dejar la cancillería, entró a trabajar para 
la empresa que construye el citado 
gaseoducto.  Y, también curiosamente, la empresa en cuestión está controlada en un  51% por Gazprom, empresa que, a su vez, está fuertemente controlada por  el Estado ruso. Asociación de ideas, parte I.
Ya hemos visto que a los amigos se les conceden contratos sobre  gaseoductos. Lo que no estaba tan claro es que los rivales también se  pueden beneficiar de los mismos. A Schröder le gusta el fútbol y es fan del 
Borrusia Dortmund,  cuyo rival regional es el 
Schalke 04. ¿Qué empresa firmó un contrato en  octubre de 2006 para patrocinar al Schalke 04? Efectivamente, 
Gazprom.  Hasta 125 millones de euros por lucir hasta 2012 el símbolo de la  compañía en las camisetas. Es decir, que, en cierta medida el  ex-madridista Raúl, que ahora juega allí, recibe dinero 
made in Rusia.
Volviendo a Zapatero, es de sobra conocido que nuestro presidente del  gobierno siente una cierta pasión en lo futbolístico por el Barça. Sólo  cabe esperar que, una vez aprobado 
el tijeretazo, y con todas las  encuestas en su contra, no acabe trabajando para 
Gas Natural a partir  de 2012. Si los seguidores del Espanyol -rival del Barcelona para los profanos  en fungol- lo esperan con ilusión por el hecho de recibir un patrocinio  millonario, cabe decirles que el Schalke 04 se encuentra ahora mismo en  los puestos de descenso de la Bundesliga.